En esta 2ª parte, vamos a visualizar cómo se va introduciendo en la sociedad la eutanasia.
Porque sí, no viene de repente, es toda una estrategia social bien organizada que se repite en todos los países.
En la 1ª parte de este escrito sobre la eutanasia, pudimos ver los antecedentes históricos y muy reveladores de esta práctica, lo cual, sin duda, considero que nos abrió el entendimiento y nos sacó, quizás, de cierta ignorancia (a mi la primera).
También analizamos con una breve pero clara puntualización, los distintos términos y palabras técnicas que tantas veces escuchamos pero quizás ni sepamos de que nos están hablando. De esta manera, pudimos distinguir entre lo que realmente es la eutanasia de lo que es otra práctica bien distinta.
Podremos a su vez reflexionar porqué está siendo tan fácilmente aceptada la eutanasia en la sociedad y, por último, apreciaremos las aportaciones de algunos médicos que en este asunto tienen mucho (o todo) que decir.
¿Te animas a seguir leyendo?
Cómo ir introduciendo en la sociedad la eutanasia para conseguir su aprobación
Este texto que expongo a continuación es bastante revelador de cómo la eutanasia no es un hecho que se haya inventado alguien para “ayudar a morir dignamente al enfermo”. Sus intenciones son mucho más perversas y por ello hay toda una campaña orquestada para introducirla en la población.
El propósito es convencer a la población de que la eutanasia es un bien para el bienestar social.
Y para ello se han de seguir estos pasos en los que la sociedad española ya está involucrada[1]. Se podría decir que es una especie de “marketing social” bien preparado:
1. Búsquese un caso lacrimógeno. (En España, justo antes de las elecciones nacionales del 2 de diciembre del 2018 , (qué casualidad) salió a la luz el caso de un hombre Ángel Hernández, que había ayudado a su mujer a morir. Esto abrió el debate sobre la eutanasia.
2. Désele toda la publicidad posible a ese caso. (Los medios de comunicación se volcaron de lleno en dar a conocer la situación tan terrible de la mujer enferma, el marido que sufría al verla así…sentimentalismo del más puro)
3. Cuando todos conozcan el caso lacrimógeno, hágase una trasgresión abierta de la ley. (En esos momentos Pedro Sánchez, candidato de Izquierdas para la presidencia del gobierno, sacó su buenismo, prometiendo que el legalizaría la eutanasia para evitar que se vuelvan a repetir casos así).
4. Désele toda la publicidad posible a esa trasgresión.
5. Búsquese a un enemigo para demonizarlo y ridiculizarlo de modo caricaturesco y cruel. (claro está que los enemigos son esos que tienen principios éticos y morales y defienden la vida)
6. Difúndase que la eutanasia es una «realidad social» y que el legislador debe regularla.
7. Defiéndase una ley que tenga -sólo en su letra- un carácter altamente restrictivo. (Pedro Sánchez sostenía en su argumentación que sólo se llevaría a cabo en casos muy graves. La experiencia de la ley del aborto, así como la eutanasia en otros países, demuestran lo contrario: aceleran la generalización y normalización de estas prácticas).
8. Una vez conseguida la aprobación de la ley, basta con ir interpretándola cada vez más laxamente para llegar a un uso generalizado de la eutanasia. (Este es el verdadero objetivo que se pretende).
Si se consigue que la población perciba como algo aceptable que los médicos puedan eliminar pacientes que van a resultar costosos para el sistema sanitario, se habrá abierto una vía altamente eficiente para reducir los gastos. Tanto la eutanasia pasiva como la activa disminuirían los costes tanto para los proveedores como para el sistema[2]. Incluso en este plan existirían por ejemplo incentivos económicos para las familias del enfermo terminal que deseara la eutanasia activa[3].
Nos puede servir como ejemplo la trayectoria de Holanda.
La eutanasia no cumple su teórica misión: los pacientes la viven con angustia, como se ha demostrado en Holanda.[4]
En este país la eutanasia se ha convertido en algo muy habitual entre la población:
En 2002, cuando se legalizó la «buena muerte», la solicitaron 1882 personas; la cifra aumentó en 2017 a 6585. Si a este dato se le añade que en 2017 se suicidaron 1900 holandeses y a 32.000 personas se les aceleró la muerte mediante la utilización de una sedación terminal muy anticipada, la impresionante conclusión que obtenemos es que más de una cuarta parte de las muertes en Holanda en 2017 (casi 150.000) fueron inducidas.
Bert Keizer es uno de los 60 médicos de Levenseindekliniek y alerta de que quizás ya en Holanda se han traspasado los límites con la muerte a demanda. Incluso se está llevando a cabo ya sin que haya habido consentimiento previo.
“Nunca fue tan fácil morir en Holanda: la eutanasia estaba inicialmente reservada para los mayores de edad, pero ahora se ha ampliado también a los niños; no hace falta una enfermedad terminal para recibir la inyección letal, basta sufrir de un modo subjetivamente «insoportable» de cualquier malestar, que puede ir desde la demencia a la depresión”. Podemos según esto adivinar a lo que abre la puerta.
Un aspecto importante también a tener en cuenta, es que la eutanasia no es en sí una práctica que esté aceptada en general por las sociedades europeas.. Tan sólo 3 países, la han legalizado: Bélgica, Holanda y Luxemburgo.
¿Por qué se acepta tan fácilmente la eutanasia?
Esto es asumido y aceptado ampliamente debido a la mentalidad relativista en la que se nos ha ido educando desde hace décadas mediante, principalmente, los grandes medios de comunicación, cine, literatura, instituciones educativas…
Este relativismo que nos lleva a pensar que todo vale, nada está bien o mal, va de la mano del subjetivismo, que nos indica que la verdad común y universal objetiva no existe, simplemente será la que cada uno considere. Así los hechos buenos o malos, serán los que cada uno perciba según su gran o nulo discernimiento. A su vez, la cultura de lo pragmático, el ser prácticos, es la que impera. Claro está que no hay nada más práctico que hacer las cosas lo más rápidamente posible y con el máximo gozo a alcanzar, llegando así a colarse el hedonismo, la búsqueda del placer en lo que se hace y de un modo instantáneo.
Esto necesariamente llevará a la sociedad al consumismo exacerbado. Pero no solo de cosas, sino que las personas también seremos y somos usadas, por esta mentalidad, según los intereses que nos reportemos unos a otros. A esto se le llama utilitarismo. Utilizar las cosas pero también, como vengo apuntando, a las personas, como objetos.
Esta utilización de las personas según el propio interés, no debe de sorprender en una sociedad relativista donde “todo vale” con tal de que nos den placer y colmen el deseo.
De esta manera se logra que la moral sea variable y se oriente hacia el camino que lleve a conseguir mejor y con más facilidad sus promesas. No se entra en juicio de valor, la mente está embotada con la búsqueda de la vida cómoda y fácil.
El sufrimiento, del que hablo la III parte de este escrito sobre la eutanasia, no es entendido como algo que forma parte del ser humano, no se le encuentra sentido.
Se nos ha vendido la idea de que tenemos que exigir un bienestar perenne, sin embargo el sufrimiento es inherente del ser humano.
Para la ética utilitarista, la bondad de una acción se mide fundamentalmente por sus consecuencias. Todo lo que es posible hacer debe hacerse, siempre que su finalidad sea la de producir un bien, lo único que vale son los resultados.
Los médicos frente a la eutanasia.
Joaquín Fernández- Crehuet Navajas, Jefe de servicio de Medicina preventiva y salud pública en el Hospital universitario Virgen de la Victoria, nos dirá:
Hemos de tener en cuenta que en las relaciones humanas no existen actos éticamente neutros.
La práctica sanitaria es una actividad hecha por personas y para personas; es una ciencia humana que, al ser interpersonal, siempre tiene una dimensión ética.
En términos prácticos cuando se reclama una ley de eutanasia se está hablando en realidad de aceptar el suicidio asistido y el homicidio por compasión.
El médico que practica la eutanasia puede sin duda creer subjetivamente que hace un bien al paciente, puesto que le abrevia su sufrimiento. Sin embargo, objetivamente, y más allá de las buenas intenciones que pueda tener, le mata[5].
Se olvida que todos los actos médicos tienen dos dimensiones que conviene identificar con el máximo rigor y precisión: el aspecto técnico y la vertiente ética o moral.
Conviene siempre tener en cuenta dos principios éticos: Uno subjetivo que es la dignidad de la persona y otro objetivo: la libertad.
La dignidad supone entender a las personas con un valor en sí mismo que les convierte siempre en un fin y nunca en un medio.
Este valor debe ser inviolable e innegociable, es independiente de cualquier atributo relacionado con la edad, el sexo, la calidad de vida, etc. Su aplicación práctica constituye la raíz y fundamento de la igualdad de todos los seres humanos entre sí. Si negamos esto, afirmamos, como expuse en la I parte de este escrito, que unas personas valen más que otras.
El Dr. Joaquín también nos señala que los médicos, al igual que el resto de población, hemos llegado a aceptar, que los temas de sanidad se debatan, supuestamente de modo democrático, en los parlamentos. Y claro, lo que no se tiene en cuenta es que los asuntos concernientes a la moralidad, nunca deben ser considerados como cuestiones políticas.
La propuesta más votada en un parlamento no es siempre la mejor desde una perspectiva ética.
De hecho, a la vista está que a los políticos les interesa más bien mantenerse en el poder, cueste lo que cueste, independientemente de que sus agendas políticas atenten contra la dignidad humana y el sentido común.
Es frecuente confundir despenalización con legalización. Y a su vez es considerado que algo legalizado es legítimo. No obstante, esto no siempre es así.
Veamos el ejemplo en España cuando fue aprobada la llamada «Ley del aborto», el 30 de noviembre de 1983.
La ley fue llevada al Tribunal Constitucional, cuya sentencia tuvo lugar el 11 de abril de 1985. Finalmente, fue aprobada, y modificado el artículo 417bis del Código Penal, que fue publicado en el B.O.E. de 12 de julio de 1985.
De esta manera se legalizó el aborto, pero , ¿esto supuso que era éticamente correcto el aborto?
A su vez, el Dr. Justo Aznar, director del Instituto de Ciencias de la Vida de la Universidad Católica de Valencia, nos expone el error de pretender legislar por la aparición de unos casos extremos, muy dolorosos. Todo ello, nos dirá, nos lleva a preguntarnos donde está la línea roja que se puede cortar en esos casos. A partir de cuándo ya a esa persona se le puede aplicar la eutanasia. El nivel iría bajando y llegaríamos, a los que nos indica que se denomina en bioética la pendiente resbaladiza. Esto abriría la puerta para aplicar la eutanasia, tal y como hemos visto anteriormente como ya ocurre en otros países.
El Dr. y profesor de bioética del Universidad Católica de Valencia, Ignacio Gómez, nos indicará que el gasto no es excusa pues reducir e incluso evitar el dolor al paciente es sencillo y económico, ya que una ampolla de morfina cuesta 0,89 cts.
Como atestiguan diariamente la gran mayoría de los médicos los enfermos no quieren que sus médicos les mantengan vivos artificialmente, pero les gustaría creer que el personal sanitario va a estar junto a ellos, para cuidarles con profesionalidad y humanidad.
“No les quepa duda, señorías, que la inmensa mayoría de los médicos odian la idea de llegar a ser responsables de la muerte de alguno de sus pacientes”[6].
Y hasta aquí os comparto estas líneas sobre la eutanasia, las cuales considero bastante interesantes a tener en cuenta frente a tanta información que nos llega pero no siempre llegamos a comprender o incluso, no siempre nos relatan cuál es la verdad de la otra cara de la moneda.
Espero que en esta II parte, junto con la I ya publicada (y que puedes leer aquí si aún no lo has hecho), te haya ayudado a ir comprendiendo un poco más y mejor, como nada, absolutamente nada de lo que tocan los políticos, está fuera de sospecha por pretender algo más de lo que aparenta.
No te pierdas la III y última parte sobre la eutanasia en la que desvelo cómo y por qué la eutanasia tiene como objetivo el control social, el sentido del sufrimiento y la respuesta de la Iglesia a estas acciones.
Un saludo, la Paz y hasta pronto:
ALICIA BEATRIZ MONTES FERRER
[1] Sheldon T. Holland decriminalises voluntary euthanasia. Bmj 2001;322:947.
[2] Sulmasy DP. Managed care and managed death. Arch Intern Med 1995;155:133.
[3] Sulmasy DP. Managed care and managed death. Arch Intern Med 1995;155:135:518.
[4] Fenigsen R. A case against Dutch euthanasia. Hastings Cent Rep 1989;19:S22-30.
[5] Joaquín Fernández- Crehuet Navajas. Jefe de servicio de Medicina preventiva y salud pública. Hospital universitario Virgen de la Victoria.
[6] Idem.