Ha llegado la tan deseada Navidad. Un tiempo de recogimiento que celebramos en familia.
Este año, como bien sabemos, debido a las medidas sanitarias, nos enfrentamos a una situación extraña y nueva. Quizás en esta ocasión no podemos reunirnos con todos aquellos que amamos. Quizás, hemos perdido recientemente a algún ser querido o tengamos enfermos en la familia.
La vida está llena de altibajos, de nuevas situaciones. La vida no ha sido y nunca será un camino de rosas sin dificultades.
Por esto mismo, en esta Navidad, Dios nos ofrece la oportunidad de vivirla con su verdadero sentido, tan olvidado. Pararnos a pensar, reflexionar sobre lo que en verdad es más importante y necesario en nuestra vida.
Porque tarde o temprano, a todos nos llegarán las limitaciones de la enfermedad, acontecimientos difíciles, crisis personales o familiares y finalmente la muerte: el paso de esta vida a la Vida Eterna.
Este año Dios nos ofrece el poder darnos cuenta de que somos débiles, ilimitados y que todo no está en nuestras manos. Somos creaturas suyas y lo necesitamos todos los días para poder hacer las cosas lo mejor posible, amando y dándonos a los de a nuestro alrededor.
Jesús ha venido al mundo para abrirnos las puertas del cielo, por ello, estos días lo celebramos con inmensa alegría independientemente de nuestra situación personal. No puede mayor gozo que sabernos tan amados por Dios que nunca nos olvidará y estará a nuestro lado hasta la eternidad.
Os deseo esta Navidad que viváis unos días muy felices con la confianza siempre puesta en Aquel que todo lo puede.
ALICIA BEATRIZ MONTES FERRER