Qué es un hijo
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¿Qué es un hijo?

¿Qué es un hijo?

En el tema de la adopción de parejas homosexuales, nos encontramos con fervientes defensores, otros que no lo ven tan mal, los hay que incluso afirman que ellos cuidan mejor al hijo que las parejas formadas por hombre y mujer, y, por último, los que rechazan esta acción.

Sin entrar, esta vez, a debatir este asunto, quisiera centrarme hoy en una de las cuestiones que se han de aclarar que provocan esta disparidad de opiniones: ¿Qué es un hijo?

La idea de maternidad

Por un lado, es frecuente hallar la idea de maternidad en revistas o publicidad, como la etapa más feliz de toda mujer, en la que se dan muchas recomendaciones, y se incita a comprar un montón de cosas necesarias para la etapa del embarazo. Pero, por otro lado, se plantea sutilmente como una especie de enfermedad de la que hay que huir, que estropea el físico, quita tiempo, hace sufrir, supone demasiada responsabilidad, un gran coste económico…

El concepto de hijo de algunos padres

Algunos padres ven a un hijo como un pequeño adulto y le exigen demasiado, otros no se dan cuenta que va creciendo y le tienen sobreprotegido de más… para algunos es como el fruto de los sueños incumplidos durante su infancia y que éste hijo, sí podrá tener o realizar. Para otros, todo un reto educativo al que hay que empeñarse cada minuto… Hay mucha información de todo tipo, pero sin unos criterios claros de lo que es un hijo.

¿Qué es un hijo?, si no tuviese hijos, la verdad es que me resultaría bastante difícil hablar de esto, pero ya que tengo seis, puedo, bajo mi experiencia y la de tantos padres, explorar la maravilla que supone este regalo.

La tendencia a tener menos hijos

La realidad es que cada vez en muchos países se tienen menos hijos. La tasa está bajando aceleradamente, sobre todo, en los países industrializados, especialmente, en Europa occidental.

El Instituto Nacional de Estadística hizo pública la situación preocupante de España, indicando que, si se sigue con la tendencia actual, dentro de 50 años, se habrán perdido cinco millones de habitantes, uno de cada tres, serán mayores de 65 años y el número de personas solas será de un 20% mayor que el actual. Es decir, España será un país sin niños y sin familias.

Cada vez más personas consideran que un hijo es un deseo, un capricho.

Por encima de cualquier principio ético, si no fuera posible tener un hijo, no se duda en recurrir a diversos mecanismos con tal de cumplir ese sueño. Como por ejemplo, la fecundación in vitro e incluso los vientres de alquiler, un verdadero atentado a la dignidad del ser humano. Y en relación con esto, en el 31º Congreso Nacional de la Sociedad Española de Fertilidad, se alertaba que uno de cada tres bebés nacidos en España ha sido concebido en un laboratorio, donde el 78´5 de los embriones usados en la fecundación in vitro acaban siendo abortados, donados (para fines cosméticos, farmacológicos, alimenticios…) o congelados por razones de “viabilidad” o conveniencia pactada entre los padres y el profesional sanitario. Terrible.

¿Qué es un hijo? ¿Es o no es un ser humano desde el mismo momento de la concepción?

¿Desde cuándo se puede llamar padre a un hombre o madre a una mujer? ¿Tan sólo cuando ven al hijo, cuando tiene doce semanas de concepción?… ¿Cuándo? ¿No es acaso hijo ya el que ha sido concedido en el vientre? ¿Cómo es posible aceptar descartar a otros para que viva uno?

El hijo es visto, no como el fruto del amor, de una entrega incondicional, de cuerpo y alma, una donación que se prolonga en una nueva vida. Un hijo actualmente es el producto de la propia decisión.

Pero para los cristianos, es un regalo de Dios. Nosotros, como cooperadores de Dios en su Creación, a través de la unión de dos cuerpos y dos almas distintos pero complementarios, tenemos la capacidad de engendrar vida.

Y esa vida, el hijo, es el que los padres hemos de saber educar para que pueda llegar a conocer y amar a ese Dios que es su Padre. Porque la misión como padres es enseñarle al hijo cuál es el sentido de su existencia.

Dios nos ha creado para amar y ser amados. Ese es nuestro fin y amándose el hombre y la mujer, haciéndose una sola carne, hacen cumplimiento a la Alianza de amor eterno con la humanidad.

El amor entre un hombre y una mujer está abierto a la vida

Es un amor que da vida, fecundo, donde el egoísmo de la búsqueda del placer y el bienestar no puede tener cabida. Donde el sufrimiento se convierte en un medio para aprender a amar más.

Por esto, un hijo no puede tratarse como un objeto del deseo humano, que, aunque ciertamente los deseamos, es algo que nos trasciende porque forma parte del plan de Dios, de su voluntad. Y esa voluntad es la que nos hará felices.

Pretender a toda costa tener un hijo por ese capricho, rompe con su verdadero sentido de ser una creatura de Dios. Rompe con el verdadero sentido del matrimonio.

Porque paradójicamente, al igual que se busca con empeño el tener un hijo, con la misma fuerza, se intenta esquivarlo cuando no se desea o se tienen ya un número pensado. Recurriendo incluso al aborto si fuera necesario.

En las Sagradas Escrituras encontramos un texto del profeta Jeremías que nos dice:

«Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía»

¿Es posible que Dios nos hubiera pensado antes de ser engendrados? Sí, en su Historia para esta humanidad, su plan de amor, para cada uno de los que estamos aquí tiene una misión, pero para aquellos a los que se les ha impedido nacer por obstáculos que se han puesto en las relaciones sexuales, por los abortos, o por otros motivos, también la tenía.

Un hijo es un regalo de Dios

Por esto, un hijo no es de nuestra propiedad, es de Dios, nosotros, sus padres, somos los que podemos hacer que se haga presente en este mundo. Es nuestra responsabilidad, por supuesto y sus padres carnales. Pero dentro de ese plan de amor, dentro de una relación donde el hombre y la mujer hacen presente ese amor de Dios como una entrega total y absoluta incluyendo la posibilidad de ser padres.

Así el hijo será consciente de que es fruto del amor, de cuál encuentra su identidad, sus raíces, de donde viene. Sus padres le hacen presente que es obra de Dios y no producto de la casualidad.

El escritor José Saramago escribía en una ocasión:

“Un hijo, es un ser que Dios nos prestó para hacer un curso intensivo de cómo amar más que a nosotros mismos”.

Y seguramente esta sea la clave para entender qué es un hijo: amar incondicionalmente.

Aquí te dejo el vídeo de mi canal donde explico este artículo:

Un saludo, la Paz y hasta muy pronto:

ALICIA BEATRIZ MONTES FERRER

 

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