El Pueblo de Israel esperaba que llegara alguien a salvarles de todos los problemas que tenían, porque a su alrededor había muchos enemigos de Dios y a ellos no los querían. A esa persona que esperaban la llamaban el Mesías, el salvador.
Veamos algunos profetas que anunciaron la llegada del Mesías
Miqueas, por ejemplo, ya hablaba de este acontecimiento en Mq.5,2-5.
El profeta que más anunció esta llegada del Mesías fue Isaías.
El profeta Isaías. (Is. 53,11)
Isaías, comenzó a predicar el mismo año en que murió el rey de Judá, Ozías, en el 740 a.C.
Sus mensajes eran de ánimo ante tanto sufrimiento que tenía el Pueblo, pues constantemente estaba sometido a enfrentamientos, batallas, contra otras naciones e incluso los llegaron a echar de donde vivían. Este profeta anuncia el salvador, el Mesías, 8 siglos antes de su nacimiento.
Sus lecturas se leen en la liturgia durante las eucaristías del tiempo del Adviento.
A nosotros también van dirigidas estas palabras de esperanza, aunque se escribieron hace tantos años. Porque nosotros, todas las personas, también necesitamos un salvador. También los cristianos somos perseguidos, también tenemos sufrimientos por nuestros pecados o por cosas que nos pasan y, tan sólo Jesucristo puede liberarnos y darnos esperanza y paz.
El último gran profeta fue San Juán Bautista.
Cuando el Ángel S. Gabriel visitó a María, le anunció también que su prima Isabel, que tenía muchos años ya y era estéril, es decir, que no podía tener hijos, estaba ya embarazada de 6 meses. Así que María fue a estar con ella y ayudarla durante 3 meses.
María por esa fecha ya estaba embarazada y cuando fue a saludar a su prima Isabel, ella notó que su hijo, S. Juán Bautista, saltó dentro de su vientre de gran alegría al notar que se acercaba Jesús en el vientre de María.
Su visita quedó para siempre recogida en el cántico del Magníficat, donde Isabel, embarazada de S. Juán Bautista, proclama cómo María está embarazada del mismo Señor. Lo encontramos en Lc.1, 46-55
Cuando ya nació S. Juán Bautista, su padre, Zacarías, cantó un canto, pues se llenó del Espíritu Santo y pudo profetizar, es decir, anunciar, lo que su hijo haría cuando fuese mayor, una frase de este cántico llamado “Benedictus”, dice
“y tu, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos” (Lc. 1, 76).
Y efectivamente, así fue. San Juán anunciaba a los israelitas que él bautizaba con agua para que las personas se convirtieran y se arrepintieran de sus pecados y las cosas malas que hacían. Pero les decía que vendría otro que lo harían con Espíritu Santo y fuego (Lc. 3, 16). Se refería a que vendría Jesús para bautizarles verdaderamente con la fuerza del Espíritu Santo para llenarnos así con el amor de Dios y poder ser sus Hijos.
San Juán Bautista fue el último de todos los profetas en anunciar el Mesías antes de que comenzase la vida pública y la misión de Jesús.
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Un saludo, la Paz y hasta muy pronto:
Alicia Beatriz Montes Ferrer