origen eutanasia
Defensa de la Vida humana,  Ideología de género

EUTANASIA: Orígen y definición. Parte 1de 3

Origen y definición correcta de la eutanasia. 

El origen de la eutanasia es importante conocerlo, porque se crean muchas confrontaciones: unos están a favor y otros en contra. Y la verdad, que tal y como están las cosas: ¡Nos va la vida en ello!

Sin embargo, ni los unos ni los otros tenemos siempre bien claro que defendemos o que rechazamos. Cuál es el origen, sus intenciones y su verdadera definición. 

En esta primera parte de lo que es una serie de 3 artículos, pretendo hacer un análisis de lo que supone en realidad la eutanasia, su origen y definición.

No consiste tan sólo en, como se dice, ayudar a morir. Lo que hay detrás, lamentablemente, es todo un  control poblacional encubierto mediante la eutanasia. ¿Quieres  conocer más?

Origen y antecedentes de la eutanasia

Para poder hablar de la eutanasia  debemos hacer un viaje hacia al principio.

El origen de la eutanasia se remontan a la Antigüedad[1]. En algunos lugares de Grecia, como la isla de Cos, era común el uso de cicuta[2] en ciertas situaciones, invitando a los ancianos a su ingestión por considerar que ya nada podían aportar a la sociedad.

Hipócrates (c 460 a.C.) estableció en su famoso Juramento el siguiente principio deontológico:

“A nadie, aunque me lo pidiera, daré un veneno ni a nadie le sugeriré que lo tome”.

eutanasia

 

La realidad hoy es que este juramento es una simple tradición de la que ya muchos jóvenes médicos ni conocen su existencia o es interpretada por cada cual subjetivamente.

A finales del siglo XIX surge, en países del norte de Europa, la teoría del Darwinismo social. Basada en el principio de selección natural de Darwin, considera que la raza aria es superior y por tanto, propugna la selección de aquellos seres humanos que mejoren la raza humana.

Es decir, que tan sólo tienen derecho a vivir los más aptos (aptos para el Estado, claro está).

Así aparecen términos como “eugenesia” e “higiene racial”.

Estos movimientos eugenésicos cobran mayor fuerza a principios del siglo XX, en especial en Gran Bretaña, Alemania y Estados Unidos.

En 1907 se funda la Sociedad Internacional para la Higiene Racial, con el fin de extender estas ideas.

Un ejemplo son las 38.000 esterilizaciones realizadas en Estados Unidos entre 1907 y 1941, sobre todo en enfermos mentales así como en ciegos. Un dato interesante es que sirvió de modelo a Hitler, ni más ni menos. Y aunque es un capítulo en la historia de EEUU del que no se sienten orgullosos, es la verdad de lo que aconteció y debe servirnos de ejemplo para no olvidar de lo que las personas somos capaces de hacer.

De hecho, no estamos tan lejos de estas ideas si nos ponemos a analizar más detalladamente el número de niños inocentes que son asesinados en el vientre materno porque se les ha diagnosticado Down (diagnósticos, por cierto, en ocasiones equivocados como evidencian los casos existentes).

Aborto.

Cabe recordar un hecho bastante interesante y que pudiera ser que estemos pasando por alto porque la gran mayoría lo haya aceptado como una práctica normal. Los métodos eugenistas modernos se centran en el diagnóstico prenatal y la exploración fetal, la orientación genética, la fecundación in vitro y la ingeniería genética. Y a su vez hemos de recordar que en ocasiones las desventajas a las que pueden llevar estas prácticas pueden ser superiores a los beneficios que se buscan.

El origen de la eutanasia en la Alemania nazi

En Alemania la higiene racial es reconocida como un elemento válido en la ciencia médica alemana en 1920.

A finales de 1934, habían pasado por el instituto Kaiser Wilhem de antropología, genética humana y eugenesia, 1100 médicos a los que se les enseñaba el llamado “cuidado genético y racial”.

La siguiente frase recoge la línea de pensamiento más difundida desde estos ámbitos:

En los salvajes, la debilidad del cuerpo o de la mente es rápidamente eliminada, y aquellos que sobreviven exhiben comúnmente un vigoroso estado de salud. Nosotros los hombres civilizados, por otro lado, hemos detenido prácticamente el proceso de eliminación: construimos asilos para los imbéciles y enfermos, y nuestros médicos intentan salvar la vida de todos” [3].

Es curioso considerar que muchos médicos alemanes de aquella época que he descrito, eran muy partidarios de estas ideas de tal forma que el número de médicos pertenecientes al partido nazi superó al de cualquier otra profesión.

Fue en aumento hasta que en 1942 casi la mitad de los médicos alemanes pertenecían al partido nazi. Cuando Hitler llegó al poder, los médicos jugaron un papel muy importante en la realización de sus proyectos de “higiene racial”.

Hay tres programas importantes que se desarrollaron entonces en Alemania[4]

·       La ley de esterilización de 1933, apoyada por una reconocida autoridad en psiquiatría genética, el Dr. Ernst Rüdin. Se esterilizaron entre 350.000 y 400.000 personas que suponían más del 1% de la población.

·       La ley de Nuremberg, en la que se le negaba la ciudadanía a los judíos y se prohibían los casamientos y relaciones sexuales entre judíos y no judíos.

·       La eutanasia. El programa comenzó aplicándose en niños y posteriormente se extendió a adultos de hospitales psiquiátricos cuyas vidas se consideraban “inútiles”.

En 1940, la eutanasia se había convertido en parte de la rutina normal en los hospitales alemanes: pacientes psiquiátricos, personas que enfermaban en campos de concentración, enfermos con depresiones e inconformistas, son parte de un total de 200.000 personas llevadas a la muerte en este programa.

Algunas de estas medidas fueron justificadas como intervenciones “preventivas”. Por ejemplo, la “Ley para la Prevención de las Enfermedades Hereditarias” justificó la esterilización obligatoria para prevenir la propagación de taras como la “imbecilidad”, la “locura”, la epilepsia, la sordera, la ceguera y el alcoholismo hereditarios.

Esta ley fue sólo el comienzo de los asesinatos en masa de los pacientes psiquiátricos[5]: había empezado la “pendiente resbaladiza” (slippery slope) en la que se cae cuando se admite la idea de que hay vidas humanas despreciables o de menor valor.

En Alemania, en 1939 había unos 300.000 enfermos mentales; después de la aplicación de la eutanasia, en 1946 sólo quedaban 46.000.

En los juicios de Nuremberg, Leo Alexander afirmaba:

“Los comienzos fueron solamente un sutil cambio de énfasis en la actitud de los médicos. Empezó con la aceptación de la actitud básica del movimiento de la eutanasia: que existe la vida o vidas no dignas de ser vividas. Esta actitud en sus primeras etapas se refería solamente a los enfermos crónicos, o desahuciados, o muy graves. Gradualmente, la esfera de quienes debían ser incluidos en esta categoría fue ensanchándose para comprender primero los socialmente improductivos, los ideológicamente no alineados, los no deseados racialmente y, finalmente, todos los no germanos”[6].

eutanasia orígenes

Tras haber hecho un muy interesante recorrido por el origen y antecedentes de la eutanasia, vamos a proseguir para analizar lo que está ocurriendo en la actualidad y descubrir su verdadera definición 

Definición de eutanasia

Hay gran confusión con respecto a esta práctica pues algunos insisten en que las personas que piden morir porque tienen sufrimientos y dolores insoportables, están en su derecho de hacerlo, indicando que los que se oponen son crueles e insensibles. También los hay que dicen que cada uno es libre de hacer lo que quiera y se ha de respetar, sin considerar más aspectos que esa decisión conlleva.

La realidad es bien distinta. El que se opone a la eutanasia no quiere, ni favorecer el ensañamiento terapéutico, ni  dejar morir a una persona porque sí. Igualmente, el que la defiende, tampoco conoce exactamente que está apoyando.

Pero antes veamos la definición de salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que es la más conocida.

Es importante detenernos en el término salud porque tiene una enorme relación con la eutanasia. Enseguida sabremos porque.

Se promulgó con la Carta Fundacional de la OMS el 7 de abril de 1946. Fue concebida originalmente por Stampar (1945):

«La salud es el completo estado de bienestar físico, psíquico y social y no sólo la ausencia de enfermedad o achaque».

Según esta definición, podríamos darnos cuenta de que es poco realista ya que en esta vida nunca se da el perfecto bienestar. También se podría decir que es subjetiva pues equipara bienestar a salud. Por último, que es poco operativa debido a que la salud dificilmente se puede medir así.

¿Es correcto hacer un símil entre salud y estado de bienestar?. ¿Siempre que uno se siente bien goza por ello de salud?.

Un drogadicto se siente bien al drogarse pero ¿su salud resulta idónea?. Una mujer tras dar a luz se encuentra cansada, ¿ello implica que le falta salud? (salvo casos concretos). O un hombre que ha recibido una mala noticia pudiera sentir tristeza, ¿esto implica que carece de salud?

Como vemos es insostenible esta relación del bienestar con salud. De hecho hay enfermos que se sienten psíquica y socialmente bien.

La reducción de la salud del hombre a su mero bienestar motivaron nuevas definiciones con la intención de corregirlos:

· Mahler incluyó en la definición de salud de la OMS la posibilidad de realización de una vida social y económicamente productiva.

· Milton Terris corrige la definición de la OMS, y suprime el término «completo». Su definición es:

“Un estado de bienestar físico, mental y social, con capacidad de funcionamiento, y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedad”.

 Terris define dos aspectos en la salud:

1. subjetivo (sensación de bienestar),

2. funcional u objetivo (capacidad de funcionar).

Esto último pone de relieve un elemento clave en la cuestión que estamos analizando de la eutanasia: la salud, según esta definición, tiene que ver con la funcionalidad de la persona.

No hace falta ser muy listos para percibir que se excluyen a todos aquellos que no tienen la capacidad de funcionar y por lo tanto, a las personas se les va a categorizar, no según su intrínseca dignidad humana, si no por su función social y su aporte económico.

Es importante por tanto, que se distingan los distintos tipos de eutanasia, lo que sí se considera admisible éticamente a lo que es un homicidio y ayuda al suicidio.

No es lo mismo acompañar al enfermo en sus últimos días, semanas e incluso meses, para que viva lo más dignamente posible rodeado de cuidados paliativos y amor, a que se le induzca por el ambiente que tenga cercano, a quitarse de en medio.

Cuando un anciano con una enfermedad terminal, (lo cual no indica necesariamente que se esté muriendo) , ve a su alrededor a sus propios hijos con cara de funeral, discutiendo entre ellos por quien va a quedarse a cuidarle, con respuestas secas, agrias… y sin atisbo de cariño hacia él, ¿qué va a querer este anciano tarde o temprano? Quitarse de en medio para no ser un estorbo.

Porque la realidad es que la eutanasia no se  aplica tan sólo a aquellos enfermos en fase terminal y/o que tienen dolores insoportables, (tal y como veremos en la II parte de este artículo), ya ocurre en algunos países. Con el tiempo se va generalizando y normalizando hasta ser permitido ante cualquier dolor psíquico (depresiones, situaciones estresantes…) o físico insoportable (aunque no se esté muriendo), percibido de un modo subjetivo por el paciente. 

No olvidemos cuál fue el origen espeluznante de la eutanasia.

Existen distintos términos que están relacionados con la eutanasia[10] y ocurre bastante a menudo que no sabemos qué significan exactamente. De hecho, se llega a llamar eutanasia, incluso a prácticas que no lo son, lo que pueden crear mayor confusión.

Rechazo del encarnizamiento terapéutico:

Consiste en evitar que se aplique sobre el paciente una serie de medidas terapéuticas, en parte disponibles por el rápido crecimiento tecnológico, que son desproporcionadas y/o de dudosa eficacia ya que no aportan un beneficio objetivo al paciente.

Este rechazo es éticamente admisible y no debe confundirse con la eutanasia.

Por lo tanto ¿es lícito retirar o no iniciar una terapia desproporcionada, extraordinaria o ineficaz?.

SI. Cada enfermo tiene unas circunstancias concretas que se han de tener en cuenta. Por tanto, no se pueden establecer normas concretas aplicables de forma general. Lo que siempre hay que tener claro es si el tratamiento beneficia al enfermo en su enfermedad eficazmente o no.

¿Se pueden administrar sustancias con el fin de aliviar el dolor?

SI,  aunque suponga que al mismo tiempo pueden acelerar la muerte del enfermo.

También es conocida como eutanasia indirecta y genera también confusión: la finalidad del tratamiento NO ES PROVOCAR LA MUERTE del paciente. Por este motivo, muchos especialistas sostienen que debería abandonarse dicho término.

¿Es éticamente correcta la sedación Terminal?:

Según la definición de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos,

“Se entiende por sedación terminal la administración deliberada de fármacos para lograr el alivio, inalcanzable con otras medidas, de un sufrimiento físico y/o psicológico, mediante la disminución suficientemente profunda y previsiblemente irreversible de la conciencia en un paciente cuya muerte se prevé muy próxima y con su consentimiento explícito, implícito o delegado”.

Es decir, que estando la muerte cercana  SI es totalmente aceptable que se le proporcione la sedación.

Como observamos es bastante necesario que antes de juzgar, tengamos en cuenta estos detalles así como conocer el origen de la eutanasia.

Expuestos y aclarados estos puntos, vamos a ver ahora lo que SI se considera EUTANASIA:

·       Retirar terapias proporcionadas, ordinarias o eficaces. Provocándole así la muerte.

·       Suicidio asistido por el médico:

Por ejemplo, cuando el médico facilita la muerte del paciente recetándole, pero no administrándole, una sustancia que le provoca la muerte.

·       Eutanasia activa:

El médico proporciona directamente la muerte al paciente, por ejemplo con una inyección letal. Puede ser voluntaria, es decir, con el consentimiento del paciente, o involuntaria.

eutanasia

·       Administrar dosis elevadas de fármacos analgésicos con el fin primario de acelerar la muerte del paciente (algunos también lo denominan eutanasia indirecta).

·       La aplicación de la sedación terminal en casos en los que la muerte del paciente no es próxima y son posibles otros métodos para controlar los síntomas.

En estos casos la sedación suele ir acompañada de la retirada de la hidratación. Se conoce como eutanasia lenta ya que el paciente tarda en morir varios días.

Hasta aquí la primera parte de esta trilogía sobre el origen de la eutanasia.

En el siguiente artículo veremos las técnicas para su introducción en la sociedad. Porque al igual que la ideología de género, la eutanasia forma parte de toda una agenda política, social y cultural para controlar el mundo.

En la III y última parte podremos analizar el fin que persigue la eutanasia y la respuesta que la Iglesia da a esta práctica.

 Todo esto te lo cuento en mi libro Frente a la ideología de género, educar en la libertad. En el te voy desvelando las mentiras que sostienen esta ideología sin base científica, quienes mueven los hilos y sus consecuencias, especialmente en los menores y adolescentes. Pero sobre todo, y extremadamente importante, te explico cómo dotar de armas a los niños para que no se dejen llevar por sus manipulaciones, otorgándoles un verdadero sentido en su vida.

También en mi canal de youTube puedes encontrar vídeos, entre otros asuntos, sobre la ideología de género, educación en la religión católica y otros muchos temas actuales. Puedes verlos pinchando aquí mismo.

Un saludo, la Paz y hasta muy pronto:

ALICIA BEATRIZ MONTES FERRER

 

[1] Miguel Ruiz-Canela, Miguel A. Martínez-González, Enrique Gómez Gracia. EUTANASIA Y SALUD PÚBLICA. ESTUDIOS UNIVERSITARIOS SOBRE LA FAMILIA. UNIVERSIDAD DE MÁLAGA. ASOCIACIÓN EDUFAMILIA.
[2] (algunos gramos de frutos verdes serían suficientes para provocar la muerte de un humano ) https://es.wikipedia.org/wiki/Conium_maculatum
[3] Piédrola Gil G, Gálvez Vargas R. Medicina preventiva y salud pública. 10ª ed. Barcelona etc.: Masson; 2001.
[4] Proctor RN. Racial Hygiene: Medicine under the Nazis. Cambridge: Harvard University Press; 1988.
[5] Wertham F. A sign for Cain. New York: Warner Paperback Library; 1969.
[6] LaChat MR. Utilitarian reasoning in Nazi medical policy: some preliminary investigations. Linacre Q 1975;42:14-37.
[7] Emanuel EJ. Euthanasia. Historical, ethical, and empiric perspectives. Arch Intern Med 1994;154:1890-901.

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