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Defensa del Cristianismo

Una clave para la armonía familiar: el perdón.

Si practicáramos más el perdón entre nosotros, el mundo sería casi perfecto.

Estoy plenamente convencida de que el perdón es clave para la armonía familiar.

Detrás de muchas rupturas familiares hay infinidad de motivos que han podido desencadenar esa situación.

Pero en bastantes más ocasiones de las que pensamos, ese problema generado  se debe a la ausencia de un perdón verdadero a tiempo.

¿Quieres saber por qué creo que el perdón salvaría tu relación?

Nos enfrascamos en discusiones y, a veces, tan sólo hay que abrir el corazón para mirar con otros ojos al que tenemos al lado, intentando comprenderlo y dialogando con amor.
Claro que dicho así, suena muy bonito y fácil, sin embargo, la realidad es bien distinta, ¿ no?.

Hay momentos en que no es difícil sentir incluso rechazo y odio hacia el que te ha ofendido, ¿verdad? Por lo que en esos momentos que se de el  perdón es casi imposible.

Una clave para la armonía familiar. El perdón

Dejar transcurrir un tiempo en estos casos puede ser beneficioso para calmarse y reflexionar sobre los motivos que han llevado hasta esa crisis. La armonía familiar es posible si hacemos las cosas con la cabeza bien puesta sobre los hombros.

La sinceridad con nosotros mismos sobre nuestros actos suele ser buena compañía.

Y si meditamos con la oración, ¡perfecto!, pues más sencillo nos resultará acercarnos al otro con otra postura.

La Madre Teresa decía «como no puedo fiarme de mí misma, me fío de Él (Dios) las 24 horas del día».


Esto es a lo que nos invita la Iglesia, a orar para que el Señor, que todo lo puede, nos ayude a entrar en la humildad. Para reconocer que el perdón es la clave para la armonía familiar.

El Papa Francisco en la homilía de la Eucaristía que celebró recientemente en Ginebra, nos recordaba estas palabras en relación a lo que vengo exponiendo: «Tendríamos que hacer una buena radiografía del corazón, para ver si dentro de nosotros hay barreras, obstáculos para el perdón, piedras que remover. Y entonces decir al Padre: “¿Ves este peñasco?, te lo confío y te ruego por esta persona, por esta situación; aun cuando me resulta difícil perdonar, te pido la fuerza para poder hacerlo».

Una clave para la armonía familiar. El perdón

Sobre todo es importante que los hijos vean en los padres ese perdón hecho realidad. No sólo entre ellos, sino también hacia los demás miembros de la familia.

Todos nos equivocamos, podemos tener un mal día, estar ciegos en nuestros razonamientos… lo cual nos puede hacer actuar mal, contestar indebidamente, mostrar una actitud despreciativa…
No somos perfectos, por lo que tenemos reacciones fuera de lugar.
Pero  sí que deberíamos esforzarnos cada día en ir limando estas asperezas que ni a nosotros mismos nos gustan y dificultan mucho la convivencia. De esta manera, mediante un perdón a tiempo cuando nuestra actitud ha sido dañina, vuelve la armonía al hogar.

Ante esta realidad no cabe tan sólo el encogerse de hombros y resignarse.

No!, esto es una actitud demasiado comodona pero muy peligrosa. Va mellando y dejando una profunda herida, no sólo en nosotros mismos, sino también en aquellos que están a nuestro alrededor.

Por esto, el perdón siempre se muestra como la salida más acertada, signo de gran sabiduría y de un corazón humilde y sencillo.

Un corazón que reconociendo su debilidad, acepta que no es perfecto y busca, antes que así mismo, el bien del otro, mostrándole con justicia, la reconciliación que todo lo supera.
«No te digo siete veces sino hasta setenta veces siete», nos recuerda S. Mateo con las palabras de Jesús en el Evangelio, en relación al hecho de que debemos perdonar siempre.
El número 7 es en la Biblia símbolo de plenitud, de perfección. El perdón no tiene que tener barreras, no debemos cansarnos de perdonar pues Cristo perdona cada día todas nuestras acciones malas.
Él cargó en la cruz por amor nuestras iras, miserias, violencias, mentiras… gratuitamente para darnos una vida libre de las ataduras del pecado.
Una clave para la armonía familiar. El perdón

Al humillarnos y pedir perdón, entramos a formar parte de este misterio de Cristo y alcanzamos así la perfección de los Hijo de Dios.

No dejes pasar un sólo día sin haber pedido perdón antes de acostarte si tienes algo contra alguien. El demonio, que es más astuto que nosotros, aprovechará para hacer ahí de las suyas.

La mejor escuela para los hijos es la enseñanza que reciben por lo que ven a diario, no por lo que se les dice de modo repetitivo.

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Un saludo y hasta pronto!!

 

ALICIA BEATRIZ MONTES FERRER

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