Ley natural
La Biblia y sus relatos,  Virtudes y valores

¿Existe una ley natural?

¿Existe una ley natural común para todos?

El otro día, tras una conversación que mantuve con un buen amigo, me dí cuenta que no se tiene bien claro en qué consiste la ley natural. E incluso se cuestiona sí realmente existe.

La concepción de la vida ha variado notablemente en las últimas décadas y cosas que antes ni se cuestionaban, actualmente incluso se desconocen. Tal es el caso de la Ley natural.

¿Qué es la Ley natural?

Antes de nada definamos qué es el término «ley».

Según la R.A.E. Ley es un precepto, o sea, un mandato u orden que el superior, una autoridad, manda o prohíbe algo en consonancia con la justicia y para el bien de los gobernados.

Y aclarado ya qué es ley entremos a indagar sobre la ley natural.

Mi buen amigo afirmaba muy convencido que todos los hombres, en el sentido del sexo masculino, tenían por esa ley natural la inclinación a jugar y expresarse de una forma más brusca. Empleando la fuerza física en sus juegos como manifestación de su superioridad entre ellos.

La respuesta me dejó bastante descondertada. Sin entrar en esas diferencias que nos hacen ser hombre o ser mujer, concluyo, que a lo que se refería mi amigo, no tiene nada que ver con la ley natural.

Hemos visto que la ley es dada por una autoridad.

La ley natural es dada, por decirlo de un modo sencillo, naturalmente también por una Autoridad.

Pero esta Autoridad es la suprema y más justa autoridad: Dios creador.

Benedicto XVI nos decía:

«El Creador ha inscrito en nuestro mismo ser la ley natural, que es el reflejo de su plan de Creación en nuestros corazones, como indicador del camino y regla interna de nuestra vida»

¿Por qué se le llama ley natural?

«Si los hombres deben hacer el bien y evitar el mal, el conocimiento acerca de qué es bueno y malo debe estar inscrito en su interior»

Estas palabras del YouCat, en el nº 333, nos sirven como respuesta a ese interrogante de a qué se refiere el término «natural».

La naturaleza humana lleva interiormente ese principio que le indica naturalmente y por medio de su razón, qué hacer y qué evitar.

Para esto, ha de hacer uso de la ética humana que necesariamente se ha de dirigir por medio de unas leyes.

Al igual que exinten las leyes civiles para ordenar la convivencia de la sociedad, nuestra conducta ha de ser guiada pues no todo vale ni todo es bueno.

Dios nos ha creado libres pero esa libertad, como ya he comentado en más de una ocasión ha de ser educada y gobernada por la voluntad guiada por la inteligencia.

La libertad existe para que hagamos con inteligencia y voluntad aquello que es bueno de verdad. (DoCat nº 57). Hacer lo que naturalmente nos sale hacer, no es libertad, ni es propio de esa ley natural.

Esta ley por tanto, todos la poseemos pero hemos de descubrirla y educarla en orden a la creación que ha sido creada buena.

La conciencia es la que nos indicará donde está ese bien y ese mal. Tal y como nos recuerda Rom. 2, 15.

La ley natural es la ley moral.

Sin la moralidad las personas no podríamos vivir ordenadamente. Las cosas que hacemos se rigen por una ley moral, de lo contrario caeríamos en el animalismo. Sí, sí, he escrito animalismo.

Hay personas que parecen animales. ¿No se dejan llevar los animales por los instintos?, pues eso es lo que hace más de uno.


Si tienes interés en conocer más sobre este tema no dejes de leer mi artículo ¿Es la persona humana un animal en evolución?


Cuando actuamos con moralidad no quiere decir que seamos unos carcas, cortarrollos o beatos. No puede ser lo mismo disculparse ante alguien a quien se le ha empujado en la pista de baile, que liarte a puñetazos porque ese tío ha invadido tu espacio. O beber más de la cuenta porque todos lo hacen (al fin y al cabo a quien más daño hace es a tí).

La moralidad en estos casos te ayuda a poner freno a esos impulsos instintivos, a controlarlos.

Y esto, al fin y al cabo, es lo que te dicta la ley natural.

 

Veamos que nos dice el Catecismo Católico en el nº 1955

 

“La ley divina y natural muestra al hombre el camino que debe seguir para practicar el bien y alcanzar su fin. La ley natural contiene los preceptos primeros y esenciales que rigen la vida moral”.

 

No se trata por tanto de unas normas que te privan de hacer lo más divertido, que te quitan libertad para hacer lo que quieres…

De sentido común debemos saber que todo no se debe hacer, que no todo es bueno para nosotros. Así que Dios, en su infinita Sabiduría, nos ha regalado una ley natural, que no está  muy lejos y dificil de hallar. Está dentro de nosotros y ella nos irá señalando el camino a escoger.

Pero como a veces andamos algo despistados, confusos, bloqueados… ciegos al fin y al cabo, Dios nos va poniendo por este camino de nuestra vida a personas para que nos ayuden a seguir esa vida según las virtudes. Estas personas las puedes encontrar en tu maestra, ese abuelo que siempre te da consejos, tus catequistas, el sacerdote que ves de vez en cuando y te trata con cariño… y por supuesto, tus padres.

 

Entonces te preguntarás ¿los que no conocen la ley natural, las virtudes, necesariamente harán el mal?. 

No exactamente. Seguramente conozcas a personas que no parecen llevar muchas exigencias morales a simple vista y la vida les va bien, no?

Claro que les puede ir bien, harán gran cantidad de cosas buenas y serán personas estupendísimas.  La ley natural, recuerda, está inscrita en nuestros corazones.

Sin embargo, si no se emplea la voluntad (de la que te hablo aquí,) para llevarla a cabo, puede ir quedando olvidada.

Quizás llegue un momento en que una vida  desordenada, sin esfuerzo o constancia, sin moralidad, donde también se han hecho cosas contrarias al bien (aunque sea inconscientemente), se les vuelva en contra. Pudieran comienzar a sentir un gran vacío interior, un sin sentido a lo que antes les parecía fantástico, cierta apatía, presión por no soportar un sufrimiento o contrariedad, ansiedad… Y no es exagerar hablar en estos términos. Quien lo dude que pregunte a los psicólogos que tienen las consultas llenas…

 

Si andamos mucho tiempo jugando con la vida a que todo vale, tarde o temprano, ese juego ha de finalizar y el perdedor nunca es la vida, sino el que ha estado jugando con ella.

Recuerda que vivir la vida a tope no es vivirla con la libertad de hacer lo que cada uno quiera. Sino de vivirla sabiendo que lo que se quiere hacer se hace aunque cueste otros sacrificios porque es lo mejor para ti.

Y para ello nada mejor que las VIRTUDES.


Si te has quedado con ganas de más puedes leer también este artículo: Conoce las consecuencias de una incorrecta educación en el adolescente..


Un saludo, la Paz y hasta muy pronto!!

ALICIA BEATRIZ MONTES FERRER

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad
A %d blogueros les gusta esto: