La Biblia y sus relatos

Milagros de Jesús y sus tipos. Explicación en nuestras vidas

Jesús durante su ministerio, cuando comenzó a predicar la Buena Nueva, lo acompañó de milagros, también llamados signos. En este capítulo vamos a conocer, porqué Jesús mostraba estos signos, los tipos de milagros que nos presentan las Escrituras, pues no todos son iguales, y como suele ser habitual, os mostraré, por último, el significado para nuestra vida de algunos de ellos.

Antes de empezar vamos a repasar el vocabulario de algunas palabras que aparecen en este capítulo sobre los milagros de Jesús:

¡Comenzamos!

Milagro: cosas que ocurren que no tienen una explicación lógica y natural y que sólo pueden hacer Jesús y Dios.

Buena Nueva: Buena noticia, que procede de la palabra Evangelio. El anuncio que realizaba Jesús de la llegada del Reino de Dios, del amor de Dios, el perdón de los pecados y la vida Eterna.

Pecado: una palabra, acto o deseo que nos separa de la voluntad de Dios y, por tanto, de su amor y amistad.

Predicar: similar a anunciar, evangelizar. Es como dar catequesis o explicación de cosas de Dios y la religión a otras personas. Eso hacía Jesús en su misión.

Rabbuní o Rabuni: maestro

Lepra: una enfermedad que es muy contagiosa. Afecta a la piel, sus nervios y la cara y se va extendiendo por todo el cuerpo. En la Biblia observamos que para el Pueblo de Israel esta enfermedad se asociaba al pecado del enfermo, era como un maldito e impuro y tenía que vivir alejado de la ciudad, marginado.

Exorcismo: la acción de expulsar o echar fuera a un demonio que tiene poseída a una persona, cosa o lugar.

Resucitar: acción de hacer volver a una persona muerta a la vida.

Sepulcro: lugar donde se entierra a los muertos en el cementerio. En la época de Jesús eran de piedra levantada sobre el suelo.

¿Qué son los milagros de Jesús?

Los milagros no son magia, no hay varitas mágicas ni pócimas. Los milagros son cosas imposibles de hacer para nosotras las personas, pero no para Jesús y su varita mágica se podría decir que es el Espíritu Santo. Recuerda que él era Dios mismo hecho hombre y tenía su Espíritu.

Los milagros no tienen una explicación científica o racional. Por esto, los milagros eran los signos del amor de Dios hacia nosotros, al igual que sigue ocurriendo hoy en día con los muchos milagros que continúan ocurriendo. Por ejemplo, cuando se convierte el pan y el vino en el sacramento de la Eucaristía en el cuerpo y la sangre de Cristo, ¿no crees qué es un milagro inexplicable para las personas? Sólo con fe lo podemos comprender.

Pero antes de conocerlos, te voy a explicar por qué Jesús hacía milagros.

Hay personas que piensan que es para que vieran el poder que tenía y así le creyesen, pero el sentido es mucho más profundo. Es verdad que mediante los milagros manifestaba que era el Mesías y todos se quedaban maravillados con la boca abierta, pero principalmente él quería enseñar otra cosa. Cristo vino al mundo para salvarnos de nuestros pecados, Él es el único que tiene el poder de perdonarlos, por esto, en los milagros de curación o de resurrección, como veremos a continuación, la enfermedad, el dolor o la muerte de esas personas representa nuestra enfermedad del alma, que es el pecado que él sana.

Jesús no era un curandero que iba curando a todos los enfermos, sólo lo hizo con unos como símbolo de esta sanación interior que Él venía a traer al mundo.

Veamos ahora los tipos de milagros que hacía Jesús y que continúa haciendo hoy en día.

Los milagros que aparecen en la Biblia son los reconocidos por la Iglesia católica, los que aparecen, por ejemplo, en los evangelios apócrifos, como te expliqué en el capítulo de la infancia de Jesús, no son admitidos como válidos por falta de historicidad.

Veamos algunos milagros de Jesús de las Sagradas Escrituras, aunque hay que suponer que Jesús, durante su misión, realizó muchos más.

Los milagros de Jesús los podemos clasificar en 4 tipos: milagros de naturaleza, de curación, de exorcismo y de resurrección.

1. Milagros de naturaleza:

Son los que tienen que ver con la naturaleza. Jesús mostraba que tenía poder y autoridad sobre las fuerzas de naturaleza. Hizo un total de 10 milagros de este tipo, como por ejemplo cuanto anduvo sobre las aguas, cuando calmó una tempestad, la multiplicación de los panes y los peces o la boda de Caná que es el que analizaremos a continuación.

2. Milagros de curación o sanación de alguna enfermedad.

En la Biblia encontramos aproximadamente 20 milagros de este tipo. Por ejemplo: la curación de la suegra de Pedro, la curación de 10 leprosos, la curación del paralítico de Betesda, o la curación del ciego Bartimeo que es el que veremos en este capítulo.

3. Milagros de exorcismo.

En las Escrituras hay unos 7 milagros en relación con el demonio. Por ejemplo: curación de un niño poseído por el demonio, curación de María Magdalena y otras mujeres o la expulsión del demonio de Gerasa que aprenderemos hoy.

4. Milagros de resurrección.

Hizo 4 milagros de este tipo, por ejemplo, la curación de la Hija de Jairo y la propia resurrección de Jesús. Hoy veremos la resurrección de Lázaro.

Comenzamos a aprender como milagro de naturaleza las enseñanzas del milagro llamado la boda de Caná.

A lo largo de los siglos se ha estado investigando donde tuvo lugar el primer milagro de Jesús. Sabemos que fue en Caná, muy cerca de Nazaret, pero no su localización exacta, aunque se cree que pudo ser en Kafr Kana, donde hay un santuario en la actualidad para venerar el primer milagro: cuando Jesús transforma el agua en vino durante una boda.

En la basílica hay una tinaja de piedra que los peregrinos visitan, sobre todo, para renovar sus promesas matrimoniales, ¡excelente idea para los matrimonios!, ¿no crees?

Nos situamos en un contexto de una boda a la que Jesús, con María y los apóstoles fue invitado. Las bodas en el judaísmo son signo de alegría y podemos observar que Jesús comienza sus milagros ayudando a unos novios que se habían quedado sin vino durante la fiesta. Esto se relaciona con la creación de Adán y Eva que Dios los unió, lo cual aparece en las oraciones judías en las bodas.

El vino representa la alegría, así que imagínate la preocupación de los novios cuando se dan cuenta que el vino se ha terminado.

Entonces aquí es cuando entra en la escena la madre de Jesús, la Virgen María. Ella se da cuenta que los novios tienen un problema, por lo que intercede por ellos ante Jesús, y aunque al principio Jesús parecía no querer hacerle caso, al final le obedece para hacer el milagro. María, que es nuestra madre del cielo, siempre está pendiente de nosotros. Sabe que somos débiles, que podemos caer en situaciones de pena o sufrimiento, que nos quitan la alegría de vivir y ella es la que intercede por nosotros. Ella intercede por los esposos y las familias.

En este contexto es cuando Jesús muestra su gloria al transformar el agua de unas tinajas en vino, en el mejor vino que habían probado.

Es un signo del milagro que puede hacer Jesús en cada uno de nosotros transformando nuestra vida triste y sin alegría en un vino nuevo, una vida feliz. También el milagro que puede hacer en la vida de muchos matrimonios que han perdido la alegría con el paso de los años y se ha ido debilitando su relación. Y este signo nos muestra que Jesús es el verdadero esposo de cada uno de nosotros, de su Iglesia, que sale a nuestro encuentro.

El evangelio de S. Juán nos menciona que el milagro de la Boda de Caná ocurrió “ a los tres 3 días”. ¿Te suena el número 3 en la vida de Jesús?

Ese número 3 nos puede indicar la resurrección de Jesús, que tuvo lugar al tercer día. En otra ocasión, si te parece, te explico los relatos bíblicos en los que aparece el número 3.

Por lo tanto, en este milagro vemos que ese vino nuevo es Jesús mismo que se da a nuestras vidas, que están muchas veces sin alegría, nuestras tinajas vacías, para que estemos felices. Y es un anticipo del buen vino, la tierra prometida, de la que disfrutaremos en el banquete celestial con todos los santos.

A lo mejor te resulta un poco lioso, pero es importante que veamos cómo todo en la Biblia tiene un significado muy profundo. Si te están surgiendo dudas escribe en la caja de comentarios.

Proseguimos ahora con el milagro de la curación del ciego Bartimeo, como ejemplo de los milagros de curación o sanación.

Se encuentra en Marcos 10, 46-52 por si quieres leerlo y meditar sobre él.

Este signo tuvo lugar en Jericó, una ciudad situada en un oasis al sur del valle del Jordán, al norte del Mar Muerto. Es, por cierto, la ciudad más baja del mundo, pues está a 250 metros bajo el nivel del mar. También se considera la ciudad más antigua del mundo y fue la primera ciudad conquistada por el Pueblo de Israel tras salir del exilio en el desierto.

En esta ciudad Jesús estaba predicando con sus apóstoles y estaba llena de gente, peregrinos que iban de camino hacia Jerusalén a celebrar su Pascua judía como cada año. En un filo de un camino por el que pasó Jesús cuando se marchaba de allí había un ciego, llamado Bartimeo, que estaba pidiendo limosna. Cuando entre la gran multitud de personas escuchó que se acercaba Jesús, del que había escuchado hablar anteriormente, comenzó a gritar fuerte:

“Jesús, hijo de David, ten piedad de mí”.

Algunos le decían que se callara, pero él seguía gritando con más fuerza: “Jesús, hijo de David, ten piedad de mí”.

Jesús lo escucha y le dice a sus discípulos que lo llamen, ellos le dicen al ciego:

¡Ánimo! ¡levántate! ¡te está llamando!

Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús.

Jesús, dirigiéndose a él, le dijo:

¿Qué quieres que te haga?

El ciego le dijo:

Rabbuní, ¡que vea!

Jesús le dijo:

Vete, tu fe te ha salvado.

Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.

En este milagro podemos aprender enseñanzas maravillosas para nuestra vida.

En primer lugar, ya de por sí, el lugar de Jericó entraña por su historia pasada una gran riqueza para el Pueblo de Israel. Pero centrándonos en el milagro, vemos a una persona que no veía, estaba ciega desde el nacimiento y era pobre. Sin embargo, reconoció en Jesús al Mesías, pues le llamó “hijo de David”.

Recuerda que San José Y María, sus padres, eran originarios de la ciudad de Belén, de donde fue el gran Rey David de Israel, y que el profeta Miquéas profetizó que allí nacería el Mesías. También observamos su gran insistencia en llamar a Jesús. Aunque la gente le decía que se callara él seguía llamándolo. Podía haber pensado que con tantas personas para qué llamarlo si no le iba a escuchar, pero él siguió hasta que por fin Jesús le escuchó.

Nosotros podemos ser como ese ciego, que tantas veces no vemos, es decir, no entendemos cosas que nos ocurren en nuestra vida, no vemos a Dios, estamos a oscuras, como los ciegos que no ven la luz, estamos en tinieblas, en oscuridad en nuestra vida, por sufrimientos, dolores, por nuestros pecados, por preocupaciones.

Ese grito del ciego simboliza la oración constante que le decimos a Dios para que nos socorra.

Es la oración del corazón, pero un corazón que está arrepentido, que reconoce su culpa, su pecado, un corazón que es humilde y no se cree superior a los demás. Como el ciego Bartimeo, que era un maldito e impuro por estar enfermo, era un rechazado que estaba a la orilla del camino. Sin embargo, era consciente de su ceguera y quería recuperar la vista. Por eso le gritaba para que le oyera a pesar de que le decían que se callara.

Quizás tu también tienes personas a tu alrededor que te dicen que para qué vas a misa o rezas si Dios no te escucha, si Dios no existe, si no te soluciona tus problemas. No debes escucharles, sigue insistiendo, como hacía el ciego, Dios te va a escuchar, ten fe, ten paciencia y se perseverante en la oración, no la dejes. También puede ocurrir que en ocasiones nos demos cuenta de que estamos ciegos y vivimos sin entender los acontecimientos de nuestra vida, de espalda a Dios, pero nos da igual, vivimos acomodados en pecados de murmuración, de egoísmo, de vanidad, o lo que sea, y no somos conscientes de que estamos viviendo como ciegos, sin la luz, que es Cristo.

¿Llamamos a Jesús con esa insistencia como el ciego para que nos abra los ojos?

Este ciego grita a Jesús porque sabe que Él es el único que puede salvarle. Por eso, lo primero que hace Bartimeo es levantarse, como le piden los apóstoles.

La Iglesia nos pide, por medio de catequistas, sacerdotes, u otras personas, que nos pongamos en pie, en camino, hacia Jesús, que no sigamos ahí tirados pidiendo limosna, es decir, que no sigamos pidiendo a cosas o personas de este mundo la felicidad, porque solo teniendo el corazón lleno del amor de Dios podremos vivir felices y ver realmente lo bella que es la vida.

Levántate de tu vida encerrada en los pecados y ve hacia Cristo a pedirle la sanación.

Por esto Bartimeo tira el manto, que simboliza todo aquello que nos esclaviza, que no nos deja encontrarnos con Jesús, pueden ser amistades que nos alejan de Él, falsos dioses, como la búsqueda del dinero, el placer o el bienestar. Las Escrituras dicen que “da un salto”. Es decir, se pone rápidamente en pie, no duda ante la llamada de Jesús

¿Tu sientes que Jesús te está llamando, pero tienes dudas o miedo? ¿Qué te impide ir a su encuentro?

Y por último observamos las palabras de Jesús que le dice: tu fe te ha salvado. Es la firme convicción de creer en que Jesucristo es el único que tiene el poder de salvarnos del mal de pecado, de nuestra soberbia, de nuestro egoísmo, de vivir alejados de Dios sin verlo, lo que nos puede realmente salvar. La fe es la que nos puede curar el corazón herido por el pecado y transformarlo en uno nuevo lleno de luz, la luz del amor de Dios.

Y cuando nos encontramos con Jesús vivo en nuestra vida, debemos hacer como el ciego Bartimeo: seguirle por el camino hacia Jerusalén, hacia la vida eterna, la felicidad plena.

Ahora vamos a ver un ejemplo de un milagro de exorcismo.

Lo encontramos en el Evangelio de Marcos (Mc.5,1) y Lucas (6,37). Ocurrió en la región de Geraseno a unos 70 kms del lago de Galilea en la actual Jordania.

Jesús llegó a esa región y un hombre con espíritu inmundo, es decir, que tenía un demonio dentro, salió de entre los sepulcros de un cementerio. El evangelista nos relata que lo habían intentado atar hasta con cadenas en varias ocasiones, pero las había conseguido romper. Incluso que daba gritos por la noche entre los sepulcros y se hacía daño así mismo con piedras. Al ver a Jesús salió corriendo a su encuentro y se postró ante él.

Jesús dijo:

Espíritu inmundo, sal de este hombre.

Entonces el hombre le gritó con gran voz:

¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes.

Jesús le preguntó:

¿Cuál es tu nombre?

Le contesta:

Mi nombre es Legión, porque somos muchos.

Los espíritus le suplicaron a Jesús que nos los echara fuera de la región y que los dejaran entrar en una piara de cerdos.

Jesús se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y entraron en los puercos, y la piara, que eran unos 2.000, se arrojó al mar de lo alto del precipicio y se fueron ahogando en el mar.

Nuevamente encontramos en este milagro como Jesús es reconocido como el Mesías, al igual que hizo el ciego Bartimeo, pero esta vez fue el mismo demonio que tenía poseído a un hombre, el que le llamó Hijo de Dios Altísimo.

Hoy en día hay muchas personas que no creen que exista el demonio, sin embargo, observamos en las Sagradas Escrituras, como hasta el mismo demonio, también conocido como diablo o satanás, sí que cree en Él.

Este hombre, que, según el contexto y los estudios realizados, era un pagano, no era un creyente en Dios, vivía preso de las mentiras del demonio, e incluso se lesionaba así mismo. Esto ocurre hoy en día también. Hay personas a las que se les ha metido el demonio de tal manera que necesitan un sacerdote para que le realice un exorcismo y puedan quedar libres de él. Pero más habitual son los engaños diarios que hace el demonio en nuestras vidas, que nos induce a pecar haciéndonos vivir como si estuviésemos muertos, sin felicidad verdadera. Estamos presos de su poder del mal y nos hace mentir, tener ira, hablar mal de los demás, protestar constantemente, e incluso, hay personas que se quieren quitar la vida porque ya no soportan más el sufrimiento que tienen.

Sólo Jesucristo tiene el poder de liberarnos de las mentiras del demonio y regalarnos la verdadera libertad como Hijos de Dios.

Ahora que ya casi estamos terminando te invito a poner algún comentario o las dudas que te estén surgiendo.

Por último, vamos a aprender el significado del milagro de la resurrección de Lázaro.

Este milagro de Jesús literalmente no es una resurrección, pues eso es volver a la vida en la vida eterna, si no este signo es una vuelta a la vida en este mundo.

Lo encontramos en Jn,11.

Este milagro ocurre en Betania, una ciudad cerca del monte de los Olivos, cerca de Jerusalén. Allí vivían 3 hermanos que eran amigos de Jesús, porque Jesús tenía amigos… eran Marta, María Lázaro. Resulta que Lázaro estaba muy enfermo y mandaron a avisar para decírselo a Jesús que estaba en Jerusalén. A pesar de esa triste noticia, Jesús se puso camino hacia Betania al tercer día, ¿te das cuenta qué de nuevo aparece el número 3. Por lo tanto, cuando Jesús llegó ya había muerto Lázaro y llevaba 4 días enterrado. Esta tardanza la hizo Jesús para que se manifestara después la Gloria de Dios como veremos a continuación.

La conversación que tuvo con María es muy interesante y son las mismas palabras que nos puede decir a nosotros cuando vivimos situaciones de profunda tristeza, de sufrimiento o cuando tenemos el corazón roto por algo.

María le dice:

Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano

Jesús le contesta:

Tu hermano resucitará.

Ante lo que ella le responde:

Sé que resucitará en la resurrección en el último día.

“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre.

Ahora le pregunta algo que también nos lo pregunta a cada uno de nosotros ¿Crees esto?

A lo que María contestó que sí, que era el Cristo el Hijo de Dios.

Después Jesús llamó a su otra hermana, Marta, y fue hacia el sepulcro. Al verla llorar junto a los demás judíos que estaban allí, se conmovió y también lloró. ¿Sabías que Jesús lloraba? Recuerda que era un ser humano igual que nosotros excepto en el pecado. Pero es que, además, esto nos indica que Jesús tenía un corazón divino que sentía compasión y tristeza por el sufrimiento de las personas al igual que sigue haciendo ahora, ante lo que actúa milagrosamente.

Jesús mandó que quitaran la piedra del sepulcro, entró en él y mandó a Lázaro, que estaba muerto y envuelto en vendas como era costumbre de esa época, que saliera fuera.

Jesús se acerca también a nuestras vidas, se compadece de nosotros muertos por el sufrimiento del pecado, y nos quita la piedra del sepulcro que nos tiene encerrados en el dolor. Él entra en nuestra vida para salvarnos, para darnos una nueva vida.

Jesús mismo entró en el sepulcro y fue envuelto en las vendas que hoy testimonian su resurrección.

Sólo él puede pasarnos de la muerte a la vida, de la tristeza a la alegría, sólo él puede sanar un corazón triste y esclavo del mal del pecado, sólo Cristo puede iluminar nuestra vida con una luz nueva.

He tratado de mostrar un resumen y sus grandes enseñanzas de los milagros de Jesús. Espero que te haya ayudado y si es así compártelo con otras personas para que también les sea útil.

Un saludo, la paz y nos vemos en el siguiente capítulo:

Alicia Beatriz Montes Ferrer

No olvides visitar mi canal de Youtube para ver esta y otras enseñanzas muy interesantes.

 

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