¿Qué es el amor?
Amor

¿Qué es el amor?

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¿Qué es el amor?

Cuando hablamos de esta palabra, no resulta difícil que se nos vaya el pensamiento a la imagen de una pareja de enamorados. O como mucho también podemos visualizarlo  entre padres e hijos…

La dificultad que existe para entender este término quizás venga porque cada persona  tendrá una perspectiva u otra dependiendo de sus creencias y conocimientos.

Lo que no cabe duda es que esta dimensión exclusiva de las personas es la que nos mueve. Todo gira en torno al amor,  por él actuamos y por él vivimos.

Ya lo decía S. Agustín:

«El amor es una perla preciosa que, si no se poseé, de nada sirven el resto de las cosas, y si se poseé, sobran todas las demás».

Definición de AMOR

Según en el contexto donde nos encontremos, podremos hallar una definición u otra.

Pero en todos hay, o debería de haber, una nota común predominante: se busca el bien de la otra persona debido a esa atracción que sentimos y que nos empuja hacia ella.

Sin esta característica no se puede hablar de amor verdaderamente.

Me gustaría partir de la definición que Aristóteles, muy sabiamente, nos legó:

«es querer el bien del otro en cuanto otro”

La riqueza que encierra esta frase es inmensa.

Ese «otro» al que hace mención Aristóteles, incluye el ser de esa otra persona en su totalidad, su cuerpo y alma pero también con sus defectos y limitaciones.

Etimología.

En español, esta palabra procede, entre otras etimologías, por un lado del latín amor -ōris, y de caritas por otro lado.

En griego hay tres términos para expresar este sustantivo:
• Philía significa amor, amistad, afecto, cariño. En el N. T. se refiere a los lazos de parentesco (amor familiar) y a las relaciones amistosas.

• Eros, propio de la mitología griega que expresa el amor concupiscente-pasional, entre hombres y mujeres.

• Ágape en el griego clásico es sinónimo de philía, pero en el N. T. se refiere al amor de Dios o al prójimo basado en el divino. Adquiere ese significado de amor desinteresado y entregado a los demás donde hay un compartir y un convivir juntos con ese Amor de Dios como punto de unión.

Si continuásemos haciendo un recorrido a lo largo de los siglos podríamos apreciar en conjunto dos concepciones:

– Amor como una búsqueda del otro para que te aporte algo que no tienes para un bien propio.

– Amor como entrega al otro incondicionalmente buscando su bien por encima del propio.

Bastarían dos ejemplos de ambas visiones:

Por un lado, una de las figuras más relevantes del feminismo de género de finales del siglo pasado, Simone de Beauvoir, diría:

«Realizar la existencia equivale a amar la vida, es decir, obtener la satisfacción de todos los placeres, en búsqueda siempre de la mayor utilidad o del menor perjuicio en vistas al bienestar«

Y por otro lado, S. Juán Pablo II sostendría:

«Amar es esencialmente entregarse a los demás«

Como observamos hay un abismo entre ambas concepciones. ¿Cuál sería entonces la verdadera? El problema está en que nos hallamos sumergidos en un cultura relativista donde tu verdad se enfrenta a la mía.  Y las dos, según este subjetivismo que acompaña, serían válidas. Todo es válido, todo vale si a tí te va bien. Se desprecia una verdad universal y buena para todos en favor de la opinión individual. ¿Pero puede encerrarse el amor en ese espacio tan pequeño? ¿No es cierto que nuestro conocimiento es limitado y nuestras experiencias nos pueden llevar a equívocos?

A su vez tenemos la cultura hedonista de la búsqueda del placer a toda costa, lo cual refleja muy claramente Simone de Beauvoir.

¿El amor concebido así puede realmente hacernos felices? Claro está que la respuesta dependerá del concepto que se tenga de felicidad. Por esto te remito al artículo en el que te explico  dónde está el origen de la verdadera felicidad.

Pero asumir que el amor es la búsqueda del bienestar y el placer en el otro, nos puede hacer fácilmente caer en la instrumentalización. Utilizar al otro para ese fín que he mencionado. De esta manera las relaciones se convertirían en un te doy si tu me das, es decir, un egoísmo compartido. Y yo me pregunto, ¿se puede llamar a eso amor? ¿ no es acaso el egoísmo la antítesis del amor?

¿ El amor son sentimientos?

Generalmente en Occidente se interpreta como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego. Sobre todo tras el Romanticismo, comenzó a cobrar fuerza hasta ponerse por encima de lo racional.

No resulta raro pensar que el amor es sentimiento. Sin embargo, aunque ese,  sin duda, un elemento muy importante, se queda bastante escaso si tan sólo nos detenemos ahí.

Por desgracia, eso es lo que se inculca hoy en día. Se ensalza lo emotivo. El psiquiatra     Enrique Rojas sostiene que estamos en una cultura rosa  impregnada de gelatina emocional o mermelada afectiva.

Y esto lo podemos ver fácilmente en las ideas que se inculca por medio de la ideología de género, la cual te la explico aquí.

Muchos psicólogos nos remitirán a una clasificación de los distintos tipos de amores en las que no se menciona para nada la búsqueda del bien del otro.

Se quedan en un nivel inicial, en los sentimientos, en lo que se siente hacia alguien y poco más.

Sentimientos, afectos y pasiones.

Según el psicólogo anteriormente citado, afectividad sería el modo de sentirnos afectados interiormente por las circunstancias que se producen en nuestro entorno. Abarcaría por lo tanto, el mundo de los sentimientos y las pasiones.

Todo nos influye desde un primer momento. Y esa respuesta interior, esa primera reacción, es lo que llamamos la emoción. Nos emocionamos más o menos según lo percibamos de un modo u otro. En este sentido tiene gran importancia el autoconocimiento y control emocional  que se haya aprendido.

De hecho, el filósofo D. Tomás Melendo afirma que muchos psicólogos y psiquiatras, en base a sus estudios, confirman que tras numerosos trastornos psíquicos hay una falta de conocimiento y habilidad de manejar los propios afectos.

Los afectos no en pocas ocasiones son los que dan lugar a que se actúe de una manera y no de otra, a que se tomen decisiones… pero se olvida en estas elecciones tener en cuenta las consecuencias de esos actos, los objetivos que se persiguen.

Si se considera como factor prioritario lo sentimental, la parte racional queda anulada. Las respuestas son meras manifestaciones en base a lo que apetece, guste… el capricho  se antepone al deber.

El amor como sentimiento queda relegado a un nivel muy bajo donde la búsqueda del bien del otro mediante un esfuerzo, voluntad y perseverancia queda diluido en lo efímero y placentero.


En este artículo te explico para qúe sirve la voluntad y en este otro podrás apreciar que la voluntad tiene mucho que ver con la sexualidad.


Las consecuencias de esta falta de tener una vida emocional ordenada, guiada por caprichos sentimentaloides, da lugar a personas inseguras, fácilmente moldeables, sin voluntad e inmadura.

Podríamos seguir con este tema del amor largo y tendido, pero considero que con estas primeras pinceladas por esta ocasión es suficiente.

Si quieres conocer realmente que es el amor te remito al libro “Amor y responsabilidad” de Karol Wojtyla, (S. Juán Pablo II años más tarde) donde se trata este tema con inmensa profundidad. A pesar de los años transcurridos desde su publicación, podremos observar que se adapta perfectamente a la actualidad, pues el amor no cambia.

En base a este libro te explico en esta publicación los 12 tipos de amor que nos enseña este santo.

Y si te interesa este tema podrás leer mucho más en mi libro FRENTE A LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO, EDUCAR EN LA LIBERTAD DESDE LA INFANCIA. Lo puedes adquirir desde esta misma web.

Visita mi Canal de YouTube Educando con fe y razón para ver esta publicación en vídeo. Dale un «like» y compártelo!!

Un saludo, la Paz y hasta muy pronto:

ALICIA BEATRIZ MONTES FERRER

2 Comentarios

  • Eva maria

    Me ha encantado este artículo. Nos pone en una realidad sobre el Amor de la que no siempre somos conscientes. Y da las claves para poder vivir el verdadero Amor al que estamos llamados todos.

    • Alicia Beatriz Montes Ferrer

      Hola Eva:
      Muchas gracias, me alegro que te haya gustado. Es difícil hoy en día poder hablar del verdadero amor entre tanto relativisno y sentimentalismos.
      Un saludo y hasta pronto:

      Alicia Beatriz Montes Ferrer

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