cuento el ruiseñor enjaulado
Cuentos y reflexiones de la vida

CUENTOS CON MORALEJA: EL RUISEÑOR ENJAULADO. VALOR: LA LIBERTAD

Cuento: El ruiseñor enjaulado. Valor de la libertad.

Este cuento nos enseña por medio de un relato ameno y sencillo, una fantástica moraleja sobre el valor de la LIBERTAD

Nos hará reflexionar sobre si realmente vivimos libres o nos atan cosas que nos impiden vivir plenamente felices.

 

Los partidarios de la ideología de género, del aborto, de la adopción de hijos por parejas homosexuales o los vientres de alquiler, son un ejemplo de cómo se puede argumentar defender ciertas acciones por una mal interpretada libertad.

Nos muestran cómo se puede presuponer que libertad es hacer lo que cada uno quiera según su juicio pero éste puede estar influido por factores externos que esclavizan.


Si aún no sabes bien qué postula esta ideología, aquí te dejo un resumen que he escrito, claro y conciso: ¿QUÉ ES LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO?


Cuento: El ruiseñor enjaulado

Lucero había nacido hacía 2 semanas y junto a él, 4 pequeños ruiseñores se acurrucaban en un acogedor nido escondido en unos matorrales de un espeso bosque.
Todas las mañanas veía a sus hermanos mayores que iban a clases de canto, de vuelo, de captura de insectos… él estaba deseando crecer un poquito más para poder comenzar a aprender todo eso. Se sentía feliz con su familia y no ansiaba más en la vida…
Una mañana muy temprano, los animales del bosque estaban bastante alborotados. Unos humanos paseaban por allí, recogiendo plantas y rompiendo todo a su paso con esas enormes botas.
Los hermanos de Lucero se pusieron muy nerviosos, no paraban de moverse y de un empujón, éste salió despedido del nido. Tan mala suerte tuvo que cayó justo en los pies de una niña. Sin darle apenas tiempo a reaccionar, el ruiseñor estaba atrapado entre sus manos. Sintió cómo se iba apagando la luz, cuando quedó encerrado en una fría y áspera caja.

Fue de esta manera como llegó a parar a una jaula colgada en una pared, desde la que divisaba, a través de una cristalera, un cielo lejano sobre los tejados de unos edificios.

Pasaron los meses y Lucero aprendió a cantar maravillosamente animado por su amo.

cuento el ruiseñor enjaulado

Cada vez que éste le llenaba su comedero de comida, él le deleitaba con hermosas canciones. Se sentía especial y admirado por esos ojillos que no paraban de decirle piropos y observarle. Pronto olvidó su pasado sintiéndose feliz con esa nueva vida.

A lo lejos, veía algunas aves volando en el firmamento. Lucero sentía lástima por ellas, pues no tenían unos amos que las alimentase y las cuidase tan bien como a él.  Realmente, pensaba que era un afortunado por llevar esa vida tan cómoda y feliz. ¿Cómo no se daban cuenta esos pájaros de la vida que se estaban perdiendo?.

Tan sólo tenía que cantar y le ofrecían mimos y comida, la seguridad y el bienestar estaban asegurados.

Una mañana, cuando los primeros rayos del sol comenzaban a cubrir el horizonte, uno de los pájaros que habitualmente Lucero veía revolotear cerca, se posó en el alfeizar de la ventana. Enseguida el ruiseñor aprovechó la ocasión para lucirse ante él y comenzó a cantar con gran fuerza.
El pájaro, una vez finalizada la actuación, le preguntó si no sentía ansias de volar libre por el cielo. Ante esto, Lucero muy sorprendido por tal pregunta, le contó lo feliz que se sentía por tanta admiración y cuidados que su amo le otorgaba. Le dijo que sin embargo, los pájaros que como él, volaban salvajemente, andaban a la deriva, desorientados y sin seguridad en sus vidas. Estuvieron hablando durante un largo rato, hasta que el sol ya lucía en lo alto y el pájaro visitante se marchó.
Así iban transcurriendo los años y nuestro peculiar ruiseñor, comenzó a perder algunas plumas y su canto ya no lucía con tanto brillo. Su amo, ya no le cubría de tantas atenciones y la comida escaseaba en numerosas ocasiones. Sin embargo, Lucero seguía esforzándose por llamar su atención, sin mucho éxito, pues cantar con maestría para él era lo único que había aprendido a hacer siempre.
Una noche, su amo ya mayor, se despistó y dejó la puerta de la jaula abierta. Durante gran parte de la noche Lucero no pudo dormir sopesando la idea de salir fuera. Finalmente decidió salir un ratito para volver enseguida a su acogedora jaula.
Cuento con moraleja el ruiseñor enjaulado. Valor la libertad
Cuando alzó el vuelo, apenas podía volar con equilibrio, pero tras varios intentos, consiguió salir a ese mundo exterior que siempre había visto tras los fríos barrotes.
Voló y voló durante largas horas y cuando el sol comenzó a salir, se encontró rodeado de otros muchos pájaros, entre los que reconoció aquel que le había hablado aquella lejana mañana.
Observó cómo volaban con gran maestría, sus piruetas eran envidiables y sus alas lucían una belleza singular. Se posaban con sigilo sobre la tierra picoteando toda clase de semillas e insectos. Cantaban llenos de júbilo inundando el cielo de un gran estallido de rítmicos acordes como si de una gran fiesta se tratase.

Se dio cuenta que esos pájaros cantaban por simple felicidad y que no lo hacían por complacer a ningún amo.

Que habían aprendido a vivir la vida de un modo libre y natural, sin tener que depender de otros para obtener lo que necesitaban. Que su belleza se mantenía con los años pero él tenía el plumaje lleno de cicatrices por el roce constante que le provocaban los barrotes de esa estrecha jaula.

Entendió que había vivido preso, utilizado por el interés de su amo y que había olvidado todo lo que suponía su familia y esa vida que le ofrecían. 

Comprendió todo de golpe pero ya poco tiempo de vida le quedaba para gozar de esa verdadera libertad con la que había nacido y que no había sido capaz de apreciar.

Moraleja del cuento:

Todos nacemos libres por el hecho de ser personas, pero esta libertad hay que saber encauzarla.

Si nos dejamos llevar por otros, buscando la seguridad y el bienestar, por ideologías dominantes (como la ideología de género), políticos o nuestro propio “yo».  Podemos pensar que esa vida es la auténtica, creernos libres y felices así y hasta criticar incluso a los demás.

Sin embargo, pudiera ser que estemos ciegos y encerrados en pequeñas jaulas. Esclavos de egoísmos que nos dejan cicatrices y sometidos a la búsqueda de una vida tranquila y cómoda. 

De esta manera esa ceguera nos impide salir fuera, de nuestro «yo» y experimentar la belleza y verdad de la vida.

Aquí te dejo el cuento en formato de vídeo de mi canal de YouTube

 

Espero que lo disfrutes!!

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Un saludo, la Paz y hasta muy pronto!!
 

 

ALICIA BEATRIZ MONTES FERRER

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