Defensa del Cristianismo

¿Qué tipo de amistades conviene?

El tipo de amistades que tenga un adolescente puede influir más de lo que imaginamos en su propia persona y el camino que elija en su vida.

Durante la adolescencia, las amistades van ocupando un lugar central en la vida del hijo. La pandilla o grupo, forma parte esencial en su vida, le da seguridad y su influencia va siendo cada vez mayor, para bien o para mal.

Su mundo social se amplía y salen del cobijo familiar. Busca su propia identidad independiente de lo que son los padres, mediante la relación con sus iguales, así como con las nuevas experiencias que vaya teniendo.
Sin duda adquiere una gran importancia el tener buenos amigos.

Pero… ¿qué tipo de amistades conviene a nuestro hijo?, ¿es indiferente?, ¿son todas igual de sanas y aceptables?

Los padres podemos caer en la ignorancia o ingenuidad sobre sus relaciones si no cuidamos con quién está nuestro hijo.
Durante esta etapa, el hijo también comienza a experimentar un despertar en su afectividad que le puede llevar a confundir la amistad con la búsqueda de la sensualidad, el gozo, el placer… o con el amor de pareja.

Veremos de qué manera podemos ayudarle a convivir en un ambiente sano y a que encuentre el sentido de una verdadera amistad acompañado de  Cristo, el Amigo que nunca falla.

En muchas ocasiones el adolescente se puede dejar llevar por lo que el grupo decida hacer y sin entrar en razones sobre si está bien o mal o en las posibles consecuencias, lo hace sin más.

Esto puede deberse a falta de seguridad en sí mismo, aún le queda por madurar. No es capaz de  decir “no” por el miedo a ser rechazado por los demás, a que se burlan de él…

Es por ello por lo que sería acertado que los padres, incluso desde edades tempranas, tengamos conversaciones con el sobre la importancia de saber mantener sus ideas. De esta manera se pueden aprovechar las situaciones cotidianas del día a día para ir observando cómo se comporta y así ayudarle a tener criterios y fundamentos para que sepa defenderse ante lo negativo que los demás propongan, sabiendo decir no.
Puede darse el caso, a modo de ejemplo, de que se le haya invitado a un cumpleaños al que no desea asistir por encontrarse muy cansado, pero se cree en la obligación de ir para no fallar al amigo…esta sería una buena oportunidad para enseñarle a ser sincero con los amigos y saber dirigir sus decisiones con coherencia, no dejándose llevar por lo que piensen los demás.

Saber decir no a tiempo puede resultar fundamental para que no caiga en vicios, como el alcohol o las drogas y situaciones de riesgo que le ofrece el ambiente constantemente.

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Una vez más vemos la importancia de educar en la fuerza de la voluntad.
Por ello, la psicóloga Teresa Artola González nos da unas pautas muy prácticas a tener en cuenta, en su libro “Situaciones cotidianas de tus hijos adolescentes”. En él nos anima a hacer el esfuerzo por conocer el tipo de amigos que tiene nuestro hijo, para lo cual sería de gran provecho, invitarles a casa a pasar la tarde. Interesarse por sus padres, interactuar con ellos, de un modo prudente y discreto. De esta forma podremos averiguar si son amistades sanas, si comparten más o menos los valores que a nuestro hijo queremos transmitir o por el contrario, les incitan a llevar una vida alejada de nuestro proyecto.
Es cierto que no podemos meter al adolescente en una burbuja, prohibiéndole determinadas amistades. Sin embargo puede darse el caso  que hayan llegado a extremos de influencia muy perjudicial en los que si se recomendaría cortar radicalmente esa influencia antes de que sea demasiado tarde.

Estar atentos al tipo de amistades del hijo no implica ser sobreprotectores.

No supone controlar al máximo cada paso que dé, lo cual sería muy perjudicial, pero si supone estar al corriente de sus amistades, tanto físicas como virtuales. No debemos olvidar que el adolescente irá madurando en relación a las experiencias que vaya teniendo en las que es capaz de desenvolverse por sí mismo sin la ayuda de los padres y aprendiendo a asumir las consecuencias de sus elecciones.
 

¿Debería relacionarse nuestro hijo tan sólo con amigos que compartan la misma ideología o religión que la inculcada por la familia?

 

Considero que esto no es ni factible ni bueno, pues tener diversidad de amigos le puede ayudar a enriquecerse, a conocer otros puntos de vista, a saber defender lo suyo… No obstante, si nuestro hijo es propenso a dejarse llevar sin mantener sus valores primarios, si es débil e inseguro, debemos ser cautelosos para observar hasta qué punto le pueden estar influyendo.
Muchos hijos que en la edad de la primera comunión nos daban ejemplo a los padres sobre una vida rodeada de oraciones, amor a María, alegría por ir a las celebraciones… al pasar unos años, entrados en las adolescencia, llegan incluso a renegar de Dios mismo.
Muchos hijos que parecían ser ejemplo de obediencia y respeto, con la llegada a la adolescencia se vuelven unos irresponsables, contestones… comienzan a llegar a casa bebidos…

¿Cómo es posible ese cambio tan repentino de actitud?

Gran parte del origen de esta “transformación” pudiera encontrarse en la influencia que ejercen el tipo de amistades con las que se relacione.

El ambiente de amigos que le ofrezcamos al hijo es, por lo tanto, determinante casi siempre.

Si tenemos en cuenta los valores, creencias religiosas, aficiones, hobbies… les podremos ayudar a crecer con unos amigos que aunque no perfectos, pues esto no será nunca posible, sí que le aportarán una gran riqueza.
Tener un amigo es como tener un tesoro (Ecl 6,14),
Hay que saber elegir a los amigos que realmente merecen la pena y aportan positividad a la persona. No valen tan sólo los que se reúnen entorno a unos intereses egoístas y que sin más lo que tienen en común es salir de fiesta, buscar algún rollo, beber… llegando incluso a meterse en líos de violencia o delincuencia. Supuestos amigos que tarde o temprano fallarán y demostrarán el poco compromiso verdadero que les unía.
“Hasta mi amigo íntimo en quien yo confiaba, el que mi pan comía, levanta contra mí su calcañar(Sal 41, 10).
Muchos conocidos pueden ser confundidos por amigos, nos regalan momentos fantásticos de diversión, nos dicen palabras que a nuestros oídos suenan como música celestial.
“Sus palabras, más suaves que el aceite, son espadas desnudas(Sal 55, 22b).
O sentimientos hacia amigos que pueden ser interpretados como atracción sexual y que una vez satisfecha, desaparecen.
Hasta Jesús mismo fue traicionado por uno de sus discípulos, Judas, y negado por otro, Pedro (Mt 26).
Tener un amigo supone lealtad y compromiso. También en las circunstancias menos favorables. Es bueno aceptar sus consejos, pues es capaz de decirte la verdad para ayudarte aunque no te guste lo que te diga.

La amistad verdadera aporta un sinfín de valores que ofrecerán al adolescente un medio ideal para ir madurando e integrándose adecuadamente en la sociedad.

Es una vía para enfrentarse adecuadamente a las diversas relaciones que tenga con las demás personas, sabiendo empatizar y resolver los conflictos con mayor éxito.
La asertividad, la generosidad y la amabilidad, la sinceridad, el respeto y la fidelidad… son valores imprescindibles en la vida. El perdón desinteresado, el acompañamiento en los momentos de dolor y tristeza…
Aprenderá a salir de sí mismo y a tener en cuenta al otro, a amarle incondicionalmente como es, a sacrificarse por él.

La Iglesia nos regala este amor incondicional que trasciende hacia la Vida Eterna en la figura de Jesucristo.

 
Un buen amigo sabe estar ahí, a tu lado, no te da la espalda ni te incita a hacer cosas perjudiciales. Reza por ti cuando lo necesitas, te sostiene.
 
Valores también imprescindibles para una futura relación de pareja de cara a comprometerse en matrimonio o a una vida consagrada para el Señor.
 
Todos estos son valores que, al fin y al cabo, nos enseña Cristo mediante su vida.
 
Facilitar ambientes al hijo que tenga unos valores similares a los que la familia quiere inculcar, antes de que comience la edad adolescente, puede evitar muchas situaciones conflictivas. Y al hijo le ayudará también  a no sentirse el raro por tener éste unas ideas distintas a las del grupo.
La parroquia es un lugar ideal donde, por medio de actividades, convivencias, celebraciones… encuentre una alternativa a la que la sociedad ofrece.

Si bien, esto no quiere decir que estén así libres por completo de equivocarse y tener experiencias negativas, dejándose llevar por malas amistades.

La curiosidad y los ambientes negativos es algo que están ahí. El materialismo, la sexualidad y el hedonismo que  busca el placer en todo lo que  hace, ejercen una gran atracción. Pero será más probable que no se deje influir tanto si su ambiente no le empuja a ello.
O pudiera ocurrir que, transcurrido un tiempo en el que se deje llevar, como si de una especie de etapa o tiempo de prueba se tratase, volverá a sus raíces.
Tarde o temprano, al ir madurando en todos sus ámbitos personales, también en la fe, dejará atrás ese ambiente que no le beneficiaba, volviendo a abrazar los valores transmitidos en su familia.

También hemos de tener en cuenta que los demás miembros del grupo parroquial, el sacerdote o catequistas, pueden ayudar bastante a los padres para orientar la educación.

A  su vez el hijo puede sentir ese apoyo y consuelo, si fuese necesario en momentos de caída por el pecado, en la figura de Cristo que nos consuela y nos tiende la mano para alzarnos por las consecuencias de nuestra debilidad.

Por esto, enseñar desde pequeño al hijo a conocer  y amar a Cristo, el verdadero amigo fiel que nunca falla, será la pieza clave en toda educación familiar.

 
También el colegio debería ir en la línea de lo que se le quiera transmitir al hijo, donde poder encontrar a familias cuyos criterios educativos y creencias sean lo más similares posibles, creando así un ambiente favorable para todos.

Tener amigos es necesario, Cristo tuvo amigos y a nosotros nos llamó sus amigos (Jn 15,15).

En la Biblia encontramos algunos relatos que nos pueden acercar a esa idea de amigo fiel, amigos fieles entre ellos, fieles a sus convicciones, a su fe y fieles a Dios.
que tipo de amistades conviene al adolescente
El profeta Daniel, por ejemplo,  nos relata la historia de los tres jóvenes: Sadrak, Mesak y Abed que prefirieron ser arrojados al horno de fuego permaneciendo fieles a su Dios que adorar a la estatua de oro que el rey de Babilonia, Nabuconodosor, había ordenado hacer. Podemos aprender de este relato, no sólo la fidelidad de los tres jóvenes, sino también la de Dios que los bendijo y salvó de esa muerte segura.
 
En nuestras manos está el darles a conocer este Amor verdadero que le acompañará todos los días de su vida, y, sin duda, el único que nunca le fallará y le llevará hacia la Verdad ayudándole a rodearse de buenos amigos.
Espero que te hayan sido de provecho estas líneas y si es así compártelo.
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Un saludo, la Paz y hasta pronto:
ALICIA BEATRIZ MONTES FERRER

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